Que en tu equipo siempre haya un Dennis Rodman
En el tercer capítulo de la primera temporada de ¨The last dance¨, la serie de Netflix que muestra la intimidad de la época dorada de los Chicago Bulls, hay un pasaje de la entrevista a Dennis Rodman que merece ser analizado en detalle.
El ex compañero de Michael Jordan era quien hacía el trabajo que menos brillo alcanzaba. Rodman se ocupaba de allanar el camino para el lucimiento de los demás. Dicho de un modo muy simple, era quien debía tomar los rebotes, luchar cuerpo a cuerpo con los rivales para que Jordan encestara sin cesar.
Lo más interesante del relato de Rodman tiene que ver con el método. Lo primero que hizo fue descubrir cuál era su aspecto más destacado del juego. Al hacerlo, se propuso perfeccionar su técnica al máximo. Y para ello, le pedía a sus amigos que lo acompañaran al gimnasio en medio de la noche, y así practicar su reacción ante cada tiro.
A eso le sumó el estudio de la trayectoria del balón y el ángulo desde el cual era lanzado. Eso le permitió entender dónde debía pararse para tener ventaja ante cada rebote. Y lo mismo hizo con Michael Jordan, analizó sus puntos de tiro para
entender dónde debía pararse en función de su tarea, que era captar los rebotes. A ello le sumó la mirada sobre cada punto del aro en que la pelota podía rebotar. Cada ¨clic¨ en el aro significaba un lugar diferente hacia el cual saldría disparado el balón. Y allí quería estar parado Rodman para saltar y quedarse con él.
El resultado de ese trabajo, basado en el método, se verifica en que Rodman consiguió el hito de liderar la liga en rebotes durante siete temporadas consecutivas, algo jamás alcanzado.
Como en el basquet y otros deportes, en las organizaciones existen quienes tienen la capacidad de adelantarse a la jugada, de leer lo que va a suceder. Son personas que están un paso adelante y agregan valor a sus equipos.
Probablemente no sean los que más brillan, pero resultan fundamentales porque trabajan con espíritu de grupo. En la comunicación resulta cada vez más importante esa mirada que permita advertir lo que está por venir. No se trata de hacer futurología ni jugar con el azar; sino más bien de trabajar de manera metódica, estudiando cada posible escenario y ensayando el paso que se va a dar en cada caso.